martes, 11 de junio de 2013

HISTORIA DE LA PIROGRAFÍA

El pirograbado (del griego piros = fuego y graphos = escritura, escribir con fuego) es la técnica de decoración mediante la cual se crea un grabado por medio de calor (en madera,  cuero, cartón, papel o la pana) siguiendo un diseño concreto y utilizando para ello un aparato eléctrico, denominado pirograbador, el cual necesita electricidad para generar calor suficiente en la punta. También se denomina “termo-grabación”, “woodburning”, "pokerwork" o "quema de madera".  Existe otra variante en la que el artista utiliza la luz solar, concentrándola mediante una lente de aumento.


El pirograbador es, básicamente, un transformador con regulador de intensidad que lleva conectado un mando al que se acoplan distintas puntas metálicas, con diversas formas y tamaños, que al ponerse incandescentes va quemando la superficie de trabajo. En función de la intensidad del calor y presión, y del tiempo de contacto de la punta con el material, se consigue un mayor o menor  grado de quemado y, consecuentemente, las distintas tonalidades desde el marrón suave al negro.

Esta técnica ha sido practicada por diversas culturas, incluyendo a egipcios y diferentes tribus africanas. En China, durante la dinastía Han se conocía este método como “bordado con agujas de fuego”. Durante la Época Victoriana, la invención de máquinaas provocó un amplio interés por este tipo de artesanía y fue entonces cuando se acuño el término pirografía. Esta técnica servía fundamentalmente de apoyo en trabajos de mayor envergadura como los policromados de oro y plata y los esmaltes.
Generalmente se utilizan maderas de color claro como el sicomoro, tilo, haya, chopo y abedul, aunque también se usan otras maderas como el pino o el roble. En trabajos con cuero se suelen utilizar piezas de tonos claros de la piel para un buen contraste. 

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